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Crisis de la basura en Tartagal: el drama del vecino rebelde

En la siempre dinámica y llena de sorpresas ciudad de Tartagal, la calle Belgrano se convirtió en el escenario de un nuevo drama urbano que haría sonreír hasta al más cínico. La semana pasada, un vecino, cuya paciencia ya había sido claramente puesta a prueba, decidió que esperar hasta la media tarde para que alguien se dignara a recoger la acumulación de basura frente a su casa era un ejercicio de futility digna de una obra de teatro absurdista. Como si fuera un héroe del día a día, decidió que ya era suficiente y, en un momento de inspiración, sacó la basura de su vereda y la dejó, nada más y nada menos, que en medio de la calle.  Una forma original de llamar la atención, sin duda.

Antes de llegar a este nivel de creatividad, el mismo vecino había hecho lo que cualquier ciudadano responsable y cansado haría: acudir a la base de trabajo de la municipalidad a exigir que limpien esa porción de vereda que se había convertido en un mini vertedero de escombros y hojas. La ironía de la situación es palpable; la base de trabajo estaba justo enfrente de su casa, como un gallinero que se niega a reconocer que sus pollos se han escapado. Después de todo, “no hay nada más triste que la vida de un hombre solo”, como diría un famoso cantante, y en este caso, el hombre solo estaba rodeado de desechos.

La respuesta de los operarios fue casi instantánea, y no porque fueran tocados por la varita mágica de un genio, sino porque la acumulación de basura en la calle había empezado a obstaculizar el tránsito normal, incluyendo a los mismos camiones del municipio. Tal vez, sólo tal vez, el acto de protesta del vecino iluminó a aquellos funcionarios que, atrapados en su rutina diaria, habían olvidado que su misión era, precisamente, evitar que la ciudad se convirtiera en un mar de desechos. 

Al final del día, mientras la basura lucía su trono en el asfalto y los transeúntes comenzaban a sortear el nuevo obstáculo, quedaba claro que en la guerra entre el ciudadano y la burocracia, a veces, es necesario sacar la basura a la calle para que alguien se dé cuenta de que su trabajo no es solo un destino, sino un compromiso con la comunidad. “Hasta que no se te muestre el camino, seguirás atrapado”, diría otra canción favorita, y hoy, por fin, la calle Belgrano había encontrado su camino hacia la limpieza. Quizás, en la próxima reunión del vecindario, se debería incluir un punto en el orden del día: “Cómo transformar la espera en acción, sin levantar más basura”.

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